lunes, 24 de diciembre de 2018

Forza Silvia

He necesitado el espacio de unos meses para poder escribir estas líneas, digerirlas y publicarlas. Seguramente todos los que compartieron momentos de tu vida contigo requieren también ese día a día, paso a paso.

Éramos casi dos desconocidas cuando nos embarcamos en aquel viaje juntas, yo no paraba de hablar y tú me pareciste muy reservada, una cualidad que te acompañó toda tu vida y que siempre me ha parecido algo envidiable de tu forma de ser.

Al margen de las risas, las aventuras y todo lo que vivimos esos días conociendo varias ciudades de Reino Unido, me guardo en el corazón un montón de detalles, porque fueron los que nos permitieron conocernos y mantener una amistad de casi dos décadas.

Es precisamente recordando anécdotas de aquel viaje, cuando más te he visto reír. Después vinieron muchas fiestas, otros viajes -como la despedida de Mary- cenas, comidas, cumpleaños, rutas, momentos alegrías y penas.

El problema de cuando te haces mayor es que tienes que afrontar cosas que te hacen madurar de golpe. Aquí el mayor ejemplo nos lo diste tú, cuando te pusiste ese carácter y entereza por bandera y comenzaste tu dura batalla contra el cáncer. Esta etapa quiero olvidarla, pero me guardo también un montón de enseñanzas, porque ahí conocimos a la verdadera Silvia.

Ni una sola vez faltaste a tu cita, a tu hora, a ese detalle en cada momento importante de nuestras vidas, a pesar de lo que estabas pasando.Y me consta que tampoco desatendiste tu trabajo, o tus compromisos solidarios, muchos, que sabemos que tenías aunque muy poco hablabas de ellos.

Si tuviera que resumir los años que nos regalaste a tu lado, además de esa personalidad tan arrolladora como discreta, tendría que recurrir a tus pasiones, lógicamente reflejadas en tus últimas publicaciones en Facebook: los años de felicidad al lado de Javi y tu familia; el dépor de tu corazón; el Viva Galiza; las hogueras de San Juan en A Coruña; la lucha de las mujeres y la salsa, pero la de Marc Anthony. Tampoco me quiero olvidar de la cabalgata de Reyes, a la que eras fiel cada año desde la más tierna infancia.

Nuestra última noche de fiesta juntas fue en un concierto de Hombres G. Cena entre amigas, risas y buenos momentos, pero al final nos quedamos solas, bailando, no hacía falta decir nada porque hay momentos de la vida donde todo lo importante está dicho.

Lo hemos comentado cien veces, todos te recordamos, y lo haremos así para siempre, con esa preciosa sonrisa. Forza Silvia!