La piel
del bebé es tan suave que puede verse afectada por múltiples agentes externos.
Es entonces cuando aparecen las rojeces, los pequeños granitos o, en casos más
graves, las heridas, que provocan al niño picores y malestar general. Para
prevenirlo, o en caso de que suceda, curarlo, puedes seguir algunas de las
recomendaciones que a continuación se recogen, pedir consejo y acudir al médico
si el problema se complica y prolonga.
Ref. 19
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